Carolina Lejman

Carolina Lejman

El 52.3% de la población entre 0 a 14 años se encuentra en situación de pobreza. El dato está destacado en el segundo informe que publica el Instituto Sociedad y Economía de la Facultad, que analiza el último documento del INDEC referido a nivel de Pobreza e Indigencia de la República Argentina.

De esa cifra, el 13.6% de los niños no alcanza a la Canasta Básica Alimentaria (Indigencia). En lo que respecta a los adolescentes y primer adulto, entre 14 y 29 años, la pobreza superó el 42%, y la indigencia el 9.5%.

En la provincia de Entre Ríos, el INDEC toma solos dos jurisdicciones para construir el indicador de Pobreza e Indigencia: Gran Paraná y Concordia, cuyos datos también están incorporados en el informe elaborado por el ISE.

La Facultad de Ciencias de la Gestión desarrolló de manera íntegramente virtual el primero de los llamados correspondientes a las mesas de examen del turno Julio/Agosto. Como ocurriera en mayo, estudiantes de los distintos años, carreras y sedes que ofrece esta Casa de estudios tuvieron la posibilidad de rendir sus exámenes finales y continuar su recorrido académico.

Fueron más de 700 los alumnos y las alumnas que rindieron al menos una materia, entre los que se encontraron 24 nuevos egresados, 35 ingresantes que afrontaron su primer examen final y más de 650 estudiantes de años intermedios que al rendir virtualmente siguieron avanzando en su carrera.

Luego de que la institución hubiera superado un nuevo desafío en este particular año, el Decano, Abog. Luciano Filipuzzi, puso énfasis en el rol de los distintos claustros para mantener en funcionamiento activo todos los estamentos de la Facultad, incluída la realización de los turnos de examen. "No tengo ninguna duda de que las mesas virtuales son el resultado de un esfuerzo que se viene dando en toda la comunidad de la FCG.", explicó.

Al respecto, argumentó: "Cada una de las personas que forman parte de nuestra Facultad supieron adaptarse a un contexto sanitario extraordinario, que nos afectó no solo en el plano laboral sino también en lo personal. Tuvimos que aprender a combinar las tareas laborales y educativas en el espacio hogareño; y aún así los resultados fueron destacables. Por eso para mí, como Decano de la Facultad de Ciencias de la Gestión, es muy importante reconocer y agradecer el aporte que ha realizado el cuerpo docente y estudiantil, y todo el personal administrativo, técnico – profesional".

Si bien puso énfasis en que "la educación presencial es irremplazable, y sin dudas volvería a los encuentros cara a cara, donde los y las estudiantes se encuentran con sus docentes en el espacio áulico y donde el contacto permite que el contenido sea mucho más enriquecedor y motivador que lo que representa a través de la pantalla", Filipuzzi valoró lo hecho de manera virtual para superar la coyuntura actual. En este sentido, remarcó: "Lamentablemente este 2020 nos trajo otros planes y con ello, otras responsabilidades. El principal compromiso que asumimos fue continuar con las clases, porque de ninguna manera aceptaríamos la pérdida de tiempo en el calendario universitario como método de cuidado. Capacitarnos y adaptarnos a la nueva metodología de cursado permitiría que miles de estudiantes pudieran continuar con sus proyectos de vida, desde sus casas y cuidándose. Y en esa decisión, sentimos un gran acompañamiento de todas y todos los docentes".

"La Facultad no detuvo su funcionamiento en ningún momento del cuatrimestre. Desde la aparición de la pandemia y el consecuente aislamiento, analizamos distintas alternativas y tomamos medidas para garantizar el proceso de enseñanza-aprendizaje con el eje puesto en salvaguardar la salud de toda la comunidad académica", amplió.

Por otra parte, dentro del balance de las mesas, el Decano sostuvo: "En esta primera instancia de las mesas de Julio-Agosto, 35 alumnos ingresantes pudieron rendir su primera materia, y más de 20 se pudieron egresar y convertirse en nuevos profesionales. De todos modos, si vamos a hablar de números, el dato más destacable es que 5.000 estudiantes pudieron continuar con sus estudios, aún en un año tan extraño como el que nos toca atravesar. Ese dato en particular me parece importante destacar, pues detrás de cada uno de esos números se encuentran personas con proyectos personales y familiares que no pueden esperar la vuelta a las aulas, mucho menos cuando está en nuestras manos la responsabilidad de adaptarnos a la virtualidad", concluyó.

Nueva experiencia de mesas virtuales
Esta fue la segunda vez que desde la FCG se afronta la realización de las mesas de examen de manera íntegramente virtual, garantizando el derecho al aprendizaje de los estudiantes y el derecho de nuestros docentes a desarrollar su pleno trabajo. La primera experiencia había sido durante el turno de mayo, pero como habitualmente ocurre el llamado de mitad de año representa un caudal más numeroso de estudiantes y docentes involucrados.

En este nuevo turno, primero de las mesas de julio/agosto, 715 alumnos y alumnas de diversos años, carreras y sedes de la FCG rindieron al menos una materia.
De este número se desprende que hubo 35 ingresantes que pudieron rendir su primera materia; 24 nuevos egresados, tanto por haber rendido o promocionado su última materia, y 658 alumnos de entre segundo y cuarto año de las diferentes carreras que participaron de las mesas. Vale destacar la importancia de este último segmento porque representa un segmento de estudiantes a los que la realización virtual de las mesas les posibilitó mantener su desarrollo y el plan que se habían trazado con anterioridad, inclusive desde antes del comienzo del año.

El rol de docentes y estudiantes
El Secretario Académico, Prof. Román Scattini, también se refirió a esta experiencia, poniendo especial foco en el desarrollo global del primer cuatrimestre, el cual debió llevarse a cabo de manera virtual. Al respecto, destacó el profesionalismo del cuerpo docente y agradeció "profundamente a cada profesor y profesora por no haberse echado para atrás ante las dificultades, sino dar todo de sí para enfrentar la situación".

"Es necesario valorar la paciencia y la dedicación, así como también la comprensión de que bajo estas nuevas situaciones de trabajo en aulas virtuales se puede proyectar y rehacer la trayectoria educativa con claridad", agregó.

Para llegar a estos resultados, Scattini remarcó que "desde el primer momento en la Facultad intentamos dar reglas claras y espacios de capacitación; eso permitió que los docentes se organicen y proyecten su vida académica. El tener un marco claro y seguro ayudó a que cada docente tuviera lo necesario para determinar el proceso educativo y el procedimiento que cada cátedra necesite, así como también la posibilidad de concretarlo".

Vale destacar que al regreso del receso invernal, y antes del inicio del segundo cuatrimestre, se llevará a cabo la mesa correspondiente al segundo llamado del Turno/Julio Agosto, dando cumplimiento regular al calendario Académico.

Estudiantes y cuerpo docente de la cátedra Comunicación de la Licenciatura en Administración de Empresas (Sede Crespo) de la FCG, llevan adelante un relevamiento del sector agroecológico en la provincia. Marcelo Mangiante es el profesor de la cátedra y el encargado de este proyecto que analiza, a través de encuestas y entrevistas a personas vinculadas con esta actividad, el estado actual de la agroecología y sus perspectivas.

El estudio surgió de la curiosidad compartida entre el docente y los alumnos, tal como lo explicó el Prof. Mangiante: "Llevaba cinco o seis años promoviendo que los estudiantes de la cátedra Comunicación investigaran sobre buenas y malas prácticas productivas en sus localidades y elaboraran folletos para informar a la población, alentar las prácticas adecuadas y alertar sobre las indeseables. Eran buenas producciones pero no llegaban a imprimirse ni distribuirse; en todo caso quedaba en el estudiantado el desarrollo de una habilidad para producir ese tipo de material comunicativo y quizás una cierta preocupación por temas de cuidado ambiental y similares".

Luego, agregó: "Por otro lado, una manera que en mi experiencia ha resultado bastante efectiva para corregir fallos y promover habilidades en la comunicación escrita de mis estudiantes ha sido instarlos a escribir, siempre escribir. Y este año, la pandemia y el distanciamiento supusieron un crecimiento exponencial de los mensajes escritos, de ellos y míos. La materia –cosa que nunca había pasado− cumplió, sobre todo las primeras semanas, una función catártica inesperada: en los trabajos prácticos los alumnos canalizaban su angustia; relataban la incertidumbre, por ejemplo, de trabajar en una empresa que de un día para el otro pierde el 92 % de su facturación, o de familias que debieron sacar un crédito importante para modernizar el equipamiento de la empresa familiar y no pueden generar ingresos para pagar la deuda, y más casos así... Hubo un momento en que las preguntas mismas que ellos se planteaban en los trabajos sobre cómo salir adelante me llevó a proponer la lectura de una entrevista a Eduardo Cerdá, ingeniero agrónomo de La Plata y reconocido impulsor de la agroecología, y eso provocó una suerte de clic colectivo".

En cuanto al desarrollo del trabajo, Marcelo Mangiante explicó: "A partir de allí no se generó una exasperación a la crítica de un modelo productivo, sino que se produjo un cambio de enfoque. Fue un poco osado de mi parte pedirles que entrevisten-encuesten a protagonistas del ámbito agroecológico; porque si bien yo intervine mucho en la confección de las preguntas, los aconsejé y demás, ellos no son periodistas ni encuestadores. Pero obtuvieron testimonios valiosísimos. Mi hipótesis es que eso pasó porque ellos ya están pensando con otra cabeza, buscando interlocutores que no son aquellos que producen de forma nociva. La curiosidad que a ellos les suscitó la actividad generó unas 20 entrevistas-encuestas, que representan en total entre 50 y 55 páginas. Son encuestas porque hay un núcleo básico de cinco preguntas que se les hicieron a todos los participantes, lo que permite leer tendencias en el sector. Y son entrevistas porque de cada emprendimiento o persona a cargo del mismo se buscó información previamente y se le hicieron preguntas particulares en función de recabar sus peculiaridades", describió.

"Lo que se nota leyendo el conjunto de entrevistas es que este sector de la economía social no sólo va a sobrevivir a la parálisis que impone la pandemia sino que va a salir fortalecido; ningún emprendimiento agroecológico se va a fundir. Todos han tenido y van a tener dificultades, eso sí. Por un lado están las huertas abocadas al autoabastecimiento de frutas y verduras para unas pocas familias que no comercian sus productos y que sus problemas se circunscribieron a no conseguir o a que se demoraran sus insumos. Y por otro, en aquellos que producen para vender -salvo excepciones donde hasta han incrementado ventas- en general constatás que las trabas para circular derivadas de la emergencia sanitaria los afectaron negativamente; de todos modos, la demanda de alimentos sanos y de otros productos con nulo impacto ambiental ya creció enormemente y el terreno perdido en estos meses, lo van a recuperar con creces. Otro dato importante: este es un sector que no tiene deudas porque hay un cierto isomorfismo entre la forma orgánica, natural, sin forzar la marcha que se emplea para producir y lo que podríamos llamar una concepción orgánica también de cómo se administra una empresa de este tipo: sin quemar etapas, sin inyección de fondos, creciendo a partir de lo que se genera", enfatizó Mangiante.

Encontrándose en la etapa preliminar de análisis de los resultados, el docente recalcó que es necesario estudiar más a este sector que posee un "fenomenal y silencioso desarrollo". En este sentido, detalló: "Según datos del INTA había en 2013 en la ciudad de Buenos Aires 60.000 huertas familiares, comunitarias o escolares que empleaban a 400.000 personas. Hoy deben ser el doble. Pero aún si nos quedamos con que son 400.000 personas, eso ya es casi un 15 % de la población porteña. Es un fenómeno invisible. Uno no imagina que hay tanta gente en eso porque la televisión muestra avenidas, obeliscos, 70 balcones y ninguna flor. Pienso que los millones de argentinos que cuando vuelva el calorcito de la primavera van a ir a sembrar sus semillas en el patio sin hacer ruido van a estar pensando en que su familia pueda comer más sano, sabroso y barato y no van a pensar que están transformando un modelo de producción. Que no haya discurso social para estas prácticas, nuevas y antiguas a la vez, genera algunos malentendidos. Por ejemplo: Tres alumnos me escribieron que ya están armando sus huertas. Ellos contraponían la agricultura ecológica, de un lado, y la agricultura tradicional, del otro. ¿Cómo va a ser tradicional la otra? Tradicional es la que se ha hecho durante diez o doce mil años y que está resurgiendo, no la de los últimos 30 años. Hasta que no creemos de nuevo un discurso social con lugar para la agroecología, seguiremos viviendo, cada uno, nuestra recuperación de un vínculo más sano con la tierra y con la vida como una forma de desconexión estrictamente privada y seguiremos teniendo muy pocas políticas, leyes o programas de incentivo para el sector".

A modo de cierre, Mangiante manifestó: "Aprovecho el espacio para comentar que me parecería deseable que la Editorial de la UADER se interesara por publicar un libro con esta investigación, ya que si tuviéramos un espacio como el de un libro que condense y sistematice estos saberes que por ahora son anotaciones, reflexiones, primeras aproximaciones, produciríamos una publicación útil, que mapearía quiénes son estos sujetos, cuántos son, dónde están, cómo son. Como universidad contribuiríamos, por un lado, a que entre ellos se conozcan más, establezcan mejores redes, crezcan sinérgicamente, y por otro, a que desde el Estado, conociendo mejor al sector, puedan delinearse políticas más adecuadas para el fomento de la agroecología y todo lo que su desarrollo implica en términos de soberanía alimentaria, generación de trabajo de calidad, salud pública y otros asuntos no menores".

Conclusiones preliminares
A lo largo de este trabajo de cátedra se encuestaron a diferentes protagonistas del campo de estudio. Desde allí, se obtuvieron referencias sobre el impacto de la pandemia de coronavirus en productores y comerciantes de la agroecología. Como explicó Mangiante, vale remarcar que se entiende por "Agroecología", a la acción de cultivar y cosechar alimentos sin la utilización de agroquímicos, valiéndose durante todo el proceso de productos ecológicos.

Dentro de las conclusiones preliminares, se destacan algunos resultados positivos aún ante el escenario actual. A diferencia de lo ocurrido con otras esferas, incluída la de la producción general, en el ámbito de la disminución del impacto ambiental, el comercio justo y la producción saludable (pilares de la agroecología y la economía sustentable), existe un optimismo moderado de cara al futuro.

Según cuentan tramos del estudio, los productores y las productoras de agroecología son reacios a contraer deudas, ya que del mismo modo que respetan el tiempo natural de crecimiento de un cultivo, prefieren no apurar el desarrollo sus emprendimientos con fondos no generados por la dinámica de su propia producción. De esta manera, la crisis los ha sorprendido con las cuentas saneadas.

Si bien cada cual tiene su experiencia particular y hubo algunas dificultades a la hora de conseguir insumos, en diversos grupos agroecologistas la pandemia permitió también una mejor coordinación, distribución de roles y mayor cuidado. A su vez, nuevas personas se sumaron a la adquisición de estos productos. En contrapartida, la baja en la afluencia de turistas, como la ausencia de ferias y reuniones perjudicó las ventas en algunos establecimientos de la provincia.

En otro tramo del informe, ante la pregunta sobre las secuelas que dejará el Covid-19, el panorama es compartido por gran parte de los encuestados. En este caso, opinan que aumentará el número de interesados en la producción y el consumo de productos ecológicos, a partir de una mayor conciencia colectiva. En algunos casos, reiteraron que ese incremento ya es palpable. Además, esperan que la población pueda reconocer los daños al ambiente y la importancia de la alimentación saludable, la compra en mercados de cercanía y la descentralización de las grandes urbes.

Foto: Ilustrativa.

La Secretaría de Bienestar Estudiantil informa sobre una convocatoria de la Universidad para cubrir 300 cupos que tendrán acceso en forma gratuita a plataformas digitales. Se trata de una iniciativa del CIN.

El objetivo es favorecer la inclusión ante la desigualdad en el acceso a los recursos tecnológicos. Hasta el 25 de julio, pueden postularse quienes estén cursando cualquier carrera y año, a través de un formulario en el sistema SIU-Kolla.

Recientemente, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) puso a disposición un «beneficio de conectividad» para que estudiantes de las instituciones universitarias públicas puedan acceder a la red de la Asociación de Redes de Interconexión Universitaria (ARIU) y utilizar allí, en forma gratuita, las plataformas digitales, tanto universitarias como aquellas públicas y comerciales con fines académicos.

Este Beneficio de Conectividad se habilitará al descargar en el teléfono celular (con un mínimo de 26kb de memoria de almacenamiento) un aplicativo que permitirá autenticarse como usuario en una red privada virtual (VPN), dispuesta por la RIU-CIN.

En el marco de esta política conjunta del sistema universitario para generar condiciones de igualdad de oportunidades en el acceso a los recursos tecnológicos, la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) dispone de 300 cupos para otorgar este beneficio.

Pueden postularse estudiantes que estén cursando cualquier año y carrera, a través del formulario dispuesto en el SIU-Kolla, donde deberán ingresar con el respectivo DNI como nombre de usuario y clave (no son los datos del SIU-Guaraní).

El plazo para la admisión de postulaciones se extiende hasta el 25 de julio. Una comisión ad hoc evaluará las postulaciones para la confección de un Orden de Prioridad.

Cabe señalar que de los 300 cupos disponibles, los primeros 148 se distribuirán de manera uniforme entre las cuatro facultades, es decir, 37 en cada una. Luego, los 152 restantes serán distribuidos proporcionalmente a la demanda que se registre en cada unidad académica.

Los criterios y la forma para esta implementación fueron trabajados en la UADER desde la Comisión Asesora de Bienestar Estudiantil, que integran las secretarías de Rectorado y las cuatro facultades; más el aporte de la Secretaría Académica, a través del Departamento de Educación a Distancia; y de la Secretaría de Gestión Técnica y Administrativa, a través de la Dirección de Informática.

Para acceder al formulario, ingresá a:

http://kolla.uader.edu.ar

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