Gisela Bahler, Directora del Museo de Ciencias Naturales Antonio Serrano de Paraná, y Luis Cerrudo, ex Director del Palacio San José, accedieron a compartir sus experiencias laborales en este ámbito particular. Testimonios que permiten reconstruir y revalorizar las tareas que diariamente se llevan adelante en los museos de la provincia.
EN PRIMERA PERSONA. “En el mundo las rutinas laborales se han visto modificadas ante la nueva realidad que nos toca vivir y el museo no ha estado ajeno a esos cambios”, describe Gisela Bahler, Directora del Museo de Ciencias Naturales A. Serrano. “Desde muy temprano comienza la tarea administrativa que no cesa en toda la mañana. Antes nos preparábamos paralelamente a la llegada de cientos de estudiantes, ahora trabajamos en burbujas elaborando contenidos que se socializan por las redes. Las tareas se realizan por grupos, que van variando en función del objetivo propuesto y la acción final que queremos lograr”.
Numerosos cambios se han implementado en la presentación museográfica, sobre este aspecto Bahler realiza una particular aclaración: “En todo lamentablemente, hay que hacer una distinción pre pandemia donde los museos veníamos con un trabajo de actualización y de transformación de sus guiones conceptuales y museográficos. El Museo Serrano en su presentación museográfica, en consonancia con la misión institucional de atender a la diversidad del público que nos visita, trabaja en sus exposiciones estimulando los sentidos, en capas de conocimiento (layering) para que todos y todas puedan disfrutar del recorrido y conocer sobre nuestro patrimonio natural y cultural. El MAS siempre incita a la búsqueda, la exploración, la sorpresa del descubrimiento y construcción del conocimiento estimulando el pensamiento crítico”.
Según Bahler, el MAS tiene un “visitante exigente”, lo que condiciona la dinámica del museo, donde siempre hay exposiciones nuevas, descartando la idea de una sala permanente. “En el Serrano nada es permanente, sin perder de vista la misión y visión de nuestra institución, el cambio, la actualización de salas es constante, y eso nuestros visitantes lo saben, lo perciben y nos estimula, nos obliga a estar en una dinámica permanente, que muchos piensan que los museos no tenemos”.
Las nuevas tecnologías han tenido un impacto muy importante en estas instituciones. Bahler describe cómo fue su incorporación: “Los museos ya venían con una adaptación progresiva de contenidos para las nuevas tecnologías, desde el primer código QR que comenzamos a utilizar en sala y con algunas redes sociales desde hace un par de años, a pasar íntegramente el Museo a la virtualidad durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio”. Los museos nunca estuvieron totalmente cerrados, estando muy presentes en las redes y generando un nuevo tipo de visitante. Si bien nada se compara con la sensación de estar frente a un objeto único e irrepetible como los allí presentes, actualmente se trabaja con ambas modalidades, con turnos para visitantes presenciales y promoviendo la comunicación virtual a través de cinco redes sociales.
Entre las fortalezas que tiene el Museo de Ciencias Naturales se destaca la comunidad con la que interactúa. “El Serrano es mucho más que un Museo, es un actor social que trabaja con la comunidad, que mantiene alianzas con organizaciones de la sociedad civil y con Universidades. La permanencia de un modelo de gestión que llevamos adelante, conformando equipos interdisciplinarios con el personal del Museo, con años de experiencia y con pasión por lo que hacemos porque siempre damos mucho más; ponemos el cuerpo en todo lo que hacemos, más allá de los horarios y haciendo tareas, que a veces, superan nuestra función específica”, confiesa la profesional.
Los Museos en la actualidad están saliendo de esta gran transformación que a nivel mundial significó el 2020, donde los más grandes museos del mundo entraron en crisis por ser dependientes del mercado. Los museos públicos atravesaron un proceso de reflexión que les permitió repensarse y adaptarse a esta nueva realidad. “Hoy nos movilizan diversas temáticas desde la definición misma de Museo, hoy cuestionada y próxima a modificarse, como el rol de las mujeres de manera integral, desde la gestión hasta las exposiciones en los Museos, la diversidad de géneros, la descolonización de los Museos, la relación de los Museos con su comunidad son temas que nos ocupan y que forman parte de la discusión y de los desafíos en la actualidad”.
Luis Cerrudo durante veinte años se desempeñó como director del Palacio San José, tarea que disfrutó plenamente y que recuerda con orgullo. Para referirse a los museos, es necesario precisar cuál es la misión particular que tienen: “El museo en general es un espacio de discusión, de producción, de participación y de debate, tiene que ser un lugar de encuentro. En este caso con nuestra historia, que nos permita relacionarnos con el pasado y que tiene que servir como un constructor de identidad y de ciudadanía. Concretamente, entendemos que los museos históricos deben conformarse como instituciones en dónde podamos confrontar con nuestro pasado, dónde podamos cuestionarlo, indagarlo, tiene que ser un espacio para la construcción de historia abierta en donde terminemos con esos usos únicos o autoritarios que han intentado implementar desde diversas políticas culturales y que esto se ha superado por un diálogo pluricausal, más democrático”.
En este marco, hizo referencia a la misión del Palacio San José, “en líneas generales planteábamos la posibilidad de contribuir desde el museo a una mejor comprensión del mundo, partiendo de una interpretación del pasado que aportara en principio a la consolidación de la identidad y a la construcción de la ciudadanía, desde el rescate de la construcción de nuestra historia”.
El Palacio San José es un referente regional y nacional, el Museo tiene contenedor y contenido, es un monumento histórico nacional y es un casco de estancia construido en el Siglo XIX por arquitectos italianos que tiene gran impacto en el visitante, edificado sobre 120 hectáreas de parques, jardines y monte nativo. Al mismo tiempo, está destinado a preservar y contar gran parte de la historia nacional y entrerriana que tuvo lugar en la etapa de la organización nacional y la formación del Estado, entre 1850 y 1870, desde donde vivió y gobernó Justo José de Urquiza.
En este espacio particular, Cerrudo realiza una distinción especial: “Aparecen los dos sentidos de trabajo en el museo: uno que tiene que ver con la organización interna del museo propiamente dicho o sea con el trabajo profesional de las distintas áreas, el archivo, la investigación, el área de restauración y conservación, el área de gestión de colecciones, la enorme tarea educativa, así como el mantenimiento edilicio y la tarea de parques y jardines. Hay un trabajo muy intenso, permanente, que exige una formación técnica muy sólida para el personal que cumple funciones en las diversas áreas. El segundo sentido, es la relación que tiene el Museo con los diferentes públicos que lo visitan, dónde entra en juego la exhibición, el mensaje, la programación anual que uno debe realizar para ofrecer diversas actividades y atractivos que permitan contar aquello que queremos decir”.
Asimismo, el profesional destaca que si bien es una tarea muy dinámica y atractiva también conlleva una serie de problemas vinculados a las exigencias de mantener en óptimas condiciones un edificio de estas características. “La posibilidad de trabajar en un espacio como el Palacio San José para un museólogo, un historiador, un jardinero, un carpintero, un restaurador, un archivista, o sea para todos aquellos que puedan formar parte del personal del museo es altamente satisfactorio, es un placer trabajar en un espacio como este”.
“En estos 20 años de gestión creo que se dieron cambios profundos en el Museo, trabajamos con un plan ordenador a largo plazo donde se fijaban los objetivos de gestión, se definía la misión y la visión institucional, lo que nos permitía también a nosotros tener un horizonte de trabajo. Se organizaba un plan de gestión a través de programas, planes y proyectos que cubrían prácticamente todas las necesidades del Palacio San José, mediante una planificación muy clara y que se actualizaba cada cinco años”. En este período, Cerrudo también menciona que se llevó adelante una reorganización institucional, mediante la definición de departamentos y áreas específicas, con una intensa capacitación del personal que ocupó estas áreas técnicas que se fueron conformando, tales como Gestión de Colecciones, Conservación y Restauración Preventiva o Mantenimiento Edilicio que incorporó al monumento, los parques, jardines históricos y el monte nativo. Además, se destaca la creación del Departamento de Educación y Comunicación les permitió actualizar el guión de lo que querían contar, así como realizar publicaciones, reordenar el Archivo Histórico del Museo y generar una programación anual sustentable en el tiempo.
“Se realizó un trabajo ordenado y de un crecimiento permanente, con un fuerte apoyo de la Asociación de Amigos del Museo y Municipios de la zona.