Jueves, 10 Agosto 2017 18:59

El intercambio estudiantil a través de sus protagonistas

María Sol Fumiato y Fani Medina se encuentran cursando cuarto año de la Licenciatura en Turismo de la Sede Paraná y el pasado semestre realizaron su intercambio en Colombia.
Ambas decidieron participar del programa de movilidad porque fueron motivadas por una amiga que vivió esta experiencia de intercambio.
María Sol expresó que "fui a Colombia a cursar Negocios Internacionales en la Universidad de Boyacá. Esta era la carrera que más coincidía con mi formación. Me inscribí en Inglés V, Procesos de Mercadeo y también participé de un semillero de investigación sobre el Acceso a la educación en Colombia. Allá la educación es privada y no hay muchos chicos que tienen acceso a la educación universitaria porque las matrículas son muy elevadas".
En relación a la institución explicó que "la universidad está ubicada en la ciudad de Tunja y tiene un campus muy grande. Cuenta con siete edificios, cada Facultad con su propio campus. Hay muchos espacios deportivos para el disfrute del estudiante, tienen salones para danzas contemporáneas, libre, de todo tipo. Se puede practicar tango, música, teatro".
Por su parte, Fani cursó Mercadeo y venta para emprendedores, Relaciones Laborales y Sistemas de Información en la carrera Administración de Empresas de la Universidad de Manizales. "Allá la universidad es tu segunda casa porque estas todo el tiempo ahí, los chicos entran a cursar a las siete de la mañana y hay horarios de cursado hasta las 21. Si no están estudiando, están en el gimnasio o en algún semillero de danza, tocando en un grupo de música".
Ambas brindaron charlas explicando la cultura de nuestro país y hablaron sobre el intercambio.
María Sol precisó que "en el aula noté diferencia en cuanto a la relación entre estudiantes, allá son más individualistas, no se utiliza tanto lo de juntarse en grupo. Creo que al ser universidades privadas, toman de otra manera al tema del estudio. Es como que los chicos son más competitivos. Recuerdo que en la charla de ingreso los chicos se presentaban y decían vengo acá a ser el mejor. Creo que como les cuesta tanto acceder a este nivel de educación se lo toman más en serio, están muy concentrados en su carrera". Este punto de vista también fue compartido por Fani, quien agregó que por ejemplo, en la Facultad de Medicina -una de las más caras del país- la educación tenía un costo de $50.000 por semestre. "Pagan tanto pero viven dentro de la Universidad, tienen de todo para hacer en el campus. Pero reciben una ayuda económica para costear su educación. Tuve que hacer una encuesta para un trabajo a estudiantes de Medicina y de 50 encuestados más de la mitad tenía esa ayuda".
Las clases requerían participación constante ya que todas las semanas les tomaban exámenes y les interesaba conocer el punto de vista que tenían las estudiantes de intercambio.
Durante su estadía tuvieron la posibilidad de recorrer el país. Fani precisó: "Conocí todo lo que era Manizales, también estuve en San Andrés, la Costa Pacífica, el Chocó, el Amazonas y Medellín. Con Sol recorrimos el Caribe, Cartagena, Santa Marta". Por su parte, María Sol visitó Boyacá, muchos pueblos cercanos a Tunja, Villa Leiba, Paipa, Santander y Bogotá. En sus relatos ponderaron el paisaje, los diferentes relieves, la vegetación y la amabilidad de la gente.
En relación con la alimentación, Fani mencionó que "la comida es bastante diferente en cada departamento. Vivía en una residencia, en un departamento de cinco habitaciones que compartíamos cinco estudiantes. Teníamos incluido el desayuno, el almuerzo y la cena para lo cual íbamos a un bar cercano a la universidad. La arepa siempre estaba presente en el desayuno, acompañada con queso y huevos revueltos junto al café con leche. También se podía tomar el agua panela que es muy común allá. La comida no se me hizo tan pesada, los plátanos y el arroz eran los infaltables, había frijoles, lentejas y podías elegir la carne de vaca, cerdo o pollo. Allá hay mucha variedad de frutas, hacen muchos jugos naturales. Productos que se podían comprar a precios económicos. A nosotros el vivir allá se nos hacía más fácil y accesible".
Por su parte, María Sol vivió en una casa de familia y agregó "el desayuno era muy diferente al que estamos acostumbrados, por ejemplo se comía una ensalada de frutas con mucho queso rallado, un huevo acompañando una chocolatada. Respetan mucho la comida, no se desperdicia nada y cuidan el consumo del agua y la energía eléctrica".
Las chicas confirman que merece la pena vivir esta experiencia académica, sólo hay que animarse a vencer algunos miedos. "El hecho de ir y que te traten tan bien hace que te sientas como en tu casa, tanto en lo académico como cuando salís a conocer el país. Lo recomiendo mucho, es una muy buena experiencia", concluye Fani.

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